miércoles, 20 de abril de 2016

El nombre

Lo tienes: fresco, solemne, con un puntito gamberro y cierto toque señorial sin caer en la grandilocuencia. Vamos, uno de esos nombres con personalidad que sabes que le va al chiquillo como la piel que lo reviste, pero que por alguna extraña razón el resto del mundo no acaba de ver; pobrecillos, no saben lo que hacen.

Sabes que no hay nombre mejor, que de llevar alguno ha de ser ese; solo es cuestión de tiempo que los demás acaben viendo la luz. Es por eso que la mejor solución pasa por hacer que ese nombre forme parte de todo. Nómbralo cuanto antes, lo ideal sería comenzar desde el primer momento en que tengáis noticias de que se está fraguando o, si me apuras, desde que os empecéis a plantear el pergeñarlo.

Los nombres son como la gente, por raros que sean, cuanto más veces los ves, más familiares te resultan, hasta el punto de que acaban formando parte de tu propia visión del mundo.

En lo que a ti respecta donde estuvo el bebé, ahora está "tal". Así, cuando charléis de cómo irá el asunto, habla de cómo irá cuando esté "tal". No dudes en comentar acerca del carro de "tal", la ecografía de "tal", la cuna de "tal", los potitos y los pañales de "tal", la declaración de la renta de "tal"... cualquier momento es bueno.

Sé paciente, sé tenaz, y el día menos pensado comenzarás a oír: ¿cómo va "tal"? Ese primer paso será la confirmación de que vas por buen camino.

¿Y después?

Poco más puedo decirte, salvo recordarte que esto va sobre la marcha. Los pasos nos han traído hasta este punto, el resto es cosa del futuro. 

Solo me queda desearte suerte y esperar que dentro de 9 meses nos tomemos algo tú, tu "tal", mi Boecio y yo.

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