miércoles, 21 de septiembre de 2016

Vientos de cambio


- ¡Madre mía, cómo se mueve!

-¿A que es increíble?

-Impresionante sí, pero como plante la cara va a empezar a dar grima.



Llegada la semana 32, compañero, el bicho sigue creciendo; ahora cuando se mueve se nota bien claro en el huevo. Cuando llega la hora feliz, normalmente cuando tu señora decide que es buen momento para descansar, podrás ver un bulto aquí y luego allá que hace que te preguntes si no hará carrera en el Circo del sol. Pero si hay algo que vale la pena experimentar es ese momento en que apagas las luces, posas la mano sobre la tripa de tu señora y todo queda en calma, ese punto en que estás a una toma de aire de dormir y coge el bicho y se mueve como dando las buenas noches. No te cabe la menor duda de que está ensayando para cuando se dedique a joderte el sueño, pero la verdad es que es increíble y lo disfrutas.

A estas alturas de la historia si vas a una ecografía ya puede verse lo que te dicen que hay. Esta vez va en serio, sin demasiada imaginación verás que los pies son los pies, la cara cara y las manos estarán ahí bastante definidas.

Lo cierto es que ahora comienza su propio camino y puede que haya empezado a encajarse. A partir de ahí la expulsión se ve más cerca y las preguntas llevan más al qué vendrá. Empieza el tiempo de las charlas, el plan de parto, el de postparto, el desembarco de Normandía y la declaración de la renta; en definitiva, la concienciación del final del bicho y el nacimiento de tu hijo. Estás en el momento del qué harás, qué cambiará y cómo será... Por mucho que pienses en ello no llegas a nada, es lo que tiene no saber leer el futuro ni tener un DeLorean en el garaje. Aun así no das por perdida la batalla, miras los vástagos de los demás analizando su comportamiento y el de sus padres y llegas a la conclusión de que, como todo en esta vida, cada uno se apaña bastante bien haciéndolo lo mejor que puede, a su manera, con algo de consejos y mucho de prueba y error. Así que da igual; llegada la preocupación por el cambio recurres a las palabras del de Lampedusa, aquellas "si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie", si funcionó con una revolución ¿cómo no ha de funcionar con un niño?... De acuerdo, no he dicho nada, que venga lo que venga, no nos queda sino adaptarse y disfrutarlo.

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